REFLEXIÓN
En la clase del pasado 5 de octubre, leímos un artículo de la revista FP, "Así se pierde el futuro". Hay algunos puntos del artículo muy interesantes en los que coincido plenamente. Como por ejemplo con el cortoplacismo. La sociedad actual estamos inmersos en el abismo de alcanzar los objetivos en el corto plazo, no levantamos la cabeza del suelo para mirar al futuro. Creo que debemos pelear por conseguir tanto el bienestar del presente pero también pensando en el futuro. Lo único que conseguimos es acortar los planes. Nuestras acciones tienen fecha de caducidad, pero el problema es que casa vez caducan antes.
No podemos saber qué ocurrirá en el futuro, es decir, no podemos hacer previsiones, por lo que todo se complica y se nos hace más difícil. Acabaremos andando con una venda en los ojos, pues daría lo mismo no llevarla, ya que no seguimos un camino concreto.
El acortar los plazos implica que cambian los objetivos verdaderos. Es el ejemplo que vimos en clase, si a los profesores se les dice que se les va a evaluar a los cuatro meses de empezar a impartir clases, el profesor se preocupará más en hacer todo lo necesario para pasar la "prueba" que en cumplir los objetivos verdaderos y que son transmitir a los alumnos las competencias que vienen en el currículum.

Y para ir finalizando, como siempre hago en mis entradas, añadir que como futuras maestras, debemos inculcar a nuestros niños que la recompensa llega tras el esfuerzo. Hay que ser pacientes y esperar a que nos llegue la recompensa, ya que la gratificación no es inminente. Lo verdaderamente importante cuesta trabajo. Me viene a la mente el refrán de "las cosas de palacio van despacio". Anda... y otro "las cosas buenas llevan su tiempo", que refranera estoy hecha.
Evitemos el cortoplacismo, y defendamos el saber esperar y el esfuerzo, por muchas rabietas de niños que nos encontremos por no dar respuesta al cortoplacismo de los niños.
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